Os prometí que a la vuelta tendríais una buen post de mi visita a París. Estos días el blog ha estado bastante abandonado, pero he tenido una buena razón, han sido las fiestas de mi pueblo, San Juanes, y bueno prácticamente no he pasado por casa. Pues nada, que París es maravilloso, y que tienen razón los que dicen que es la ciudad del amor. Aunque demasiado caro, está bien para pasar unos cuantos días, pero vivir allí, NO GRACIAS ! No conocía ningún lugar en el que hacían pagar por entrar en el baño, pero bueno siempre hay una primera vez para todo. Estoy indignada respecto a unas cuantas cosas, pero aún así, debo decir que esos cuatro días fueron alucinantes.
Para finalizar, os dejo un poema de Francisco Quevedo. El motivo: lo hemos leído en clase un par de veces, y al final me terminó gustando.
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Un besuuuuuuuuuugo muy grande, hasta pronto !
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