- Estoy buscando la puerta para salir de este castillo.
- ¿Tú también? ¿Por qué no la buscamos juntos?
- Vaya, ¿ya no soy un vejestorio que tiene que ir al IMSERSO?
- Claro que no, siempre has sido mi ídolo, ya lo sabes, aunque a veces me enfade contigo porque me das la plasta. Pero lo que no entiendo es qué haces tú en este castillo, no deberías de estar aquí.
- El silencio es necesario para aprender cosas sobre uno mismo.
-¿Puedo entonces, ir contigo? Así no me sentiré tan solo.
-No, eso no es posible. Cuando se está con alguien, no se dejan caer las barreras interiores: uno tiende a escudarse en ellas. El silencio hay que atravesarlo solo, de ese modo puedes escucharte a ti mismo.
- Pero tengo miedo de estar solo, no me gusta la soledad.
- Ah, vaya por fin lo reconoces!
- Bueno, si, creo que siempre lo he tenido; por eso necesitaba estar rodeado de gente, de ruido, y tomar alcohol y meterme coca...
- Vaya, me alegro de que empieces a acercarte a ti mismo; ahora ya no me necesitas, me marcho. Adiós y buena suerte.
- Bruce, espera un poco más, no te vayas aún...
A veces no viene mal la soledad, ausentarse y pensar un poco, como Buslí. Aunque sin entrar en el terreno de la paranoya. Estoy entretenidisima con El poso amargo del Café, me estoy volviendo a enganchar a la lectura. Y me alegro la verdad.
Os deseo unos estupendos carnavales, y aprovechar al máximo estos días de fiesta. Mary Joe.